en el encabezado de su artículo, «La bondad en una esquina», publicado en el malpensante, Héctor Abad Faciolince
afirma que «Algunas veces el privilegio de escribir buena literatura se paga
con un intenso dolor que acaba por convertirse en su motivación, su fuerza, su
materia prima. Vista desde la acera, la novela inconclusa de Fernando Molano
que será publicada en agosto por Planeta, constituye una desgarradora prueba de
este axioma». Más que axioma, yo diría tautología. «Yo soy bueno, por tanto soy
un verdadero artista» es la tautología que ha hecho naufragar tanto talento en
la literatura colombiana. Valorar más el talento que el trabajo es lo que ha
hecho de nuestros poetas unos eternos aspirantes a una especie de Rimbaud
edulcorado que carece de las herramientas del oficio: su único equipaje
intelectual es el dolor o, en contados casos, una «vida muy vivida»; raro
estigma quimérico, mitad Rimbaud y mitad Agente 007.
viernes, 23 de noviembre de 2012
martes, 11 de septiembre de 2012
Santiago Gamboa: una historia de vaqueros, 2
Por lo general estos temas los comento a viva voz entre
amigos, pero esta vez no aguanto más que sigan vendiendo estas patrañas
refritas y maniqueas; mentiras edulcoradas para el desabrido menú periodístico europeo.
No hay crítica, sólo un besamanos al presidente, un juego inmoral con el poder,
por parte de Santiago Gamboa, que va por el mundo como un Carlos Fuentes
colombiano (poco ilustrado, por cierto), con tanto de alzacuello de cura. Ya no
es fácil seguir leyendo más tonterías... La guerrilla en Colombia me lleva
cinco años de edad. Y lo peor es el tercero en conflicto no citado que actúa
como árbitro y juez en un proceso en el que también se ha manchado la mano con
la ilegalidad.
El proceso de pacificación colombiano es equiparable a
procesos en donde la impunidad gobierna, como por ejemplo la guerra civil
española, buena parte de la era Pinochet o el conflicto de los desaparecidos en
Argentina. Los últimos cincuenta años en Colombia han estado marcados por una
guerra fratricida de colombianos contra colombianos y allí han metido mano
todos todas las facciones implicadas en el conflicto. Por eso los árbitros
deberían venir de fuera del país, al menos una buena mayoría, porque lo más
turbio del problema es que nunca se sabe muy bien quién es quién, mientras los
años pasan impunemente y los manifestantes marchan y protestan, llaman a la
paz, se sienten en culpa y no saben muy bien de dónde viene la mano negra de la
violencia.
Se ha hablado de paramilitares, autodefensas, guerrilla,
narcotraficantes… pero nunca se ha podido hablar a las claras de los excesos e
impunidad con que han actuado los organismos estatales con licencia, no ya para
matar, sino para actuar en silencio y total arbitrariedad. En el plano
administrativo de justicia ha habido incontables víctimas de atropellos y de la
lentitud de la justicia. Es suficiente recordar el arma de doble filo de los
jueces sin rostro, o el CTI, órgano de la Fiscalía General de la Nación que
muchas veces ha servido a la oficialidad institucional para propósitos
políticos y para pisotear los derechos humanos, con la ayuda de los medios
de comunicación para limpiar cualquier sospecha. El caso Hasbún (Alberto
Jubiz Hasbun) un ciudadano inocente detenido y hecho prisionero durante cuatro
años entre 1989 y 1993, bajo la falsa acusación del asesinato de Luis Carlos
Galán (cuatro años después de su detención, salió tan deteriorado de la cárcel
que murió cuando esperaba ser indemnizado por el Estado en 1998), es más que
elocuente.
Tal vez por eso habría que hablar de los delitos cometidos y
no de intencionalidades: sólo a partir de un inventario parsimonioso se pueden
separar los hechos de las manipulaciones políticas e ideológicas. No olvidemos
que Colombia es una realidad piramidal al estilo de la India, donde los pachás
y los intocables no se reconocen como individuos de una misma humanidad. Por
ejemplo, ¿Dónde, o bajo qué etiqueta o expediente podrían ubicarse los
asesinatos a sindicalistas de las últimas décadas, el aniquilamiento de los
políticos del diezmado partido comunista? Se necesita más de un árbitro
extranjero al estilo del juez español Baltasar Garzón.
Escribir así en Europa, con la irresponsabilidad y el
pretendido candor de Santiago Gamboa, es perder una oportunidad para hablar en
serio... sobre todo en un momento en el que no se sabe muy bien cómo un país
con un presidente tan a la derecha como Santos, pretende vender la idea de querer
entrar dentro del eje chavista... precisamente en un momento en el que algunos
de los negocios más grandes de Latinoamérica se están negociando en suelo
colombiano, como preludio a la gran burbuja inmobiliaria y financiera que ahora se está desplazando de la Europa en
bancarrota al Tercer Mundo. Huela a podrido desde lejos... y mucho.
domingo, 9 de septiembre de 2012
Santiago Gamboa: una historia de vaqueros, 1
Santiago
Gamboa nos cuenta una historia de vaqueros, a propósito de los diálogos de paz
en Colombia, en la edición dominical de El País del 9 de septiembre de
2012. Da grima que emplee la misma retórica bilateral reduciendo
el esquema a dos facciones: los buenos (nosotros) y los malos (ellos, los
guerrilleros), aunque no quede muy claro quién es ese «nosotros», sobre todo en
un proceso tan complejo como el de Colombia que cumple ya casi medio siglo: «En
efecto, es violento darse la mano y dialogar con quien ha martirizado y herido
de muerte a los nuestros, es violento hacerle concesiones a ese otro y
reconocerlo como igual. Es muy violento, pero debe hacerse. […]. Se debe hacer
y en Colombia debemos arriesgar y hacerlo de nuevo, así otras veces haya salido
mal y hoy no todos estén dispuestos».
En
un «proceso de paz» tan desgastado y enrarecido como el colombiano en que todas
las facciones han participado de la violencia enmascarada y del dinero de
incierta (pero reconocida proveniencia), es inmoral seguir hablando así de esta
historia tiznada de hipocresía. Nosotros y ellos, es sólo un rótulo para sordos
y ciegos de realidad que se niegan a abrir los ojos.
Qué
pereza que sean estos los especialistas colombianos en la prensa española...
jueves, 31 de mayo de 2012
martes, 18 de mayo de 2010
Palabras sociales
En las sociedades del Tercer Mundo se da el nombre de arribismo a lo que en las sociedades más ricas representa el paso siguiente de las necesidades primarias, necesidades que en ese mundo más rico se consideran como un derecho del desarrollo humano. Pero entonces, en las sociedades ricas, ¿qué es el arribismo? ¿Quienes quieren acceder adonde sólo entran quienes tienen un propio lobby? A lo mejor es sólo un problema léxico. En unos países lo feo es ser, arribista, y en otros lo feo es ser nuevo rico…
domingo, 16 de mayo de 2010
Consumismo futurista
El paso siguiente del consumismo, tan pronto como el capital y la producción logren abolir los costes de la mano de obra, será consumirnos los unos a los otros. Será entonces cuando la ingeniería genética logre que nos salgan prótesis comestibles que se regeneren en el cuerpo humano… «Cambio dos manos extra y una nalga por una remodelación de la cocina», «revendo partes íntimas como nuevas a quien el viagra ya no le haga efecto»… Y así sucesivamente, hasta lograr comernos por completo a nuestro vecino o adversario. Se transformará así la lucha de clases en lucha de carnes…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)