en el encabezado de su artículo, «La bondad en una esquina», publicado en el malpensante, Héctor Abad Faciolince
afirma que «Algunas veces el privilegio de escribir buena literatura se paga
con un intenso dolor que acaba por convertirse en su motivación, su fuerza, su
materia prima. Vista desde la acera, la novela inconclusa de Fernando Molano
que será publicada en agosto por Planeta, constituye una desgarradora prueba de
este axioma». Más que axioma, yo diría tautología. «Yo soy bueno, por tanto soy
un verdadero artista» es la tautología que ha hecho naufragar tanto talento en
la literatura colombiana. Valorar más el talento que el trabajo es lo que ha
hecho de nuestros poetas unos eternos aspirantes a una especie de Rimbaud
edulcorado que carece de las herramientas del oficio: su único equipaje
intelectual es el dolor o, en contados casos, una «vida muy vivida»; raro
estigma quimérico, mitad Rimbaud y mitad Agente 007.
viernes, 23 de noviembre de 2012
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